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sábado, 29 de enero de 2011

La Alarma Sonó.

alareSonó por toda la ciudad un ruido agudo y atronador con la única misión de destrozar los tímpanos.
Casi todos sabína lo que era, pero pocos se atrevían a decirlo en voz alta.
Alejandro Villaseñor, el tendero, se encontraba en su tienda y corrió para recoger a sus hijos en el Kinder, olvidando que los gemelos llevaban ya dos años en la primaria, una muy lejos de aquel pueblo.
Nina Barrios puso después de mucho tiempo el MP3 que compró hace tanto con la seguridad de que le encantaría.
Daniel Márquez fue con su amiga, la mejor, a la que conocía desde primaria, le gritó su amor, le manifestó sus ilusiones, le recalcó la perfección de ella, le pidió perdón y le robó un beso que no olvidaría nunca.
Tomás López se bajó inmediatamente del embotellamiento y corrió hacia el lago al que iba de niño para tirar un poco de pan a los patos.
Luis García tomó la botella de whiskhy que guardaba para la ocasión en la que una mujer lo visitara y se la bebí con su hermano.
Los gemelos Hurtado hicieron más de 50 llamadas para disculparse por los errores cometidos, una parte aceptó las disculpas, otra les gritó y colgó de inmediato; la mayoría no respondio, hacían algo mientras sonaba la alarma.
Erendira Pérez comía como nunca lo había hecho, y disfrutaba con sus subalternos de su éxito.
Alan Flores regresaba a su pueblo natal para visitar unos bellos jardines, mientras recordaba la bella infancia que tuvo antes de viajar a la capital.
Norma Cruz decidio acompañar a sus amigas al carnaval gay de la ciudad, mientras todos gritaban "Porrei Porrei Porrei, es Gay, Es gay"
Esteffany comenzó a hacer todos los dibujos que sus amigos alguna vez les pidieron, comenzando por el más sencillo y sin chiste hasta llegar a la deliciosa pintura que esperaba a la dueña de su corazón.
Hubo quienes sólo se recostaron tranquilamente a leer un libro, comer o descanzar, pues sabían que ese momento llegaría y era lo único que esperaban.
Miguel Gorostiza dejó de gritarle a sus hijos y tomó la guitarra para tocar una linda canción, con la que todos se mecieron alegremente y con una sonrisa.
Antonela Rivera tomó el teléfono y le marcó al chico que estaba enamorado de ella, para verlo y entregarse a una vida hermosa y linda a su lado.
Lucero Domínguez se puso sus zapatillas y su vestuario y salió a bailar por toda la colonia.
Unos hicieron el amor como ni siquiera imaginaban que podían, otros se atascaron de chocolates, algunos besaron a cuanta persona les gustara; los del sur hicieron llamadas y se abrazaron, los del norte sólo se miraron con compañerismo y una feliz alegría. Aquellos lloraron y aquellos rieron.
Yo salí disparado y comencé a escribir esto con la esperanza de que lo leyeran.
y tú... Cuando sonó la alarma, ¿Donde estuviste?

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